importado: de un mensaje recurrente
El microcentro está lleno de locos. Miren bien, están por todas partes. No hablo de los locos de trajecito y celular. Hablo de los otros, de los perdidos. De los que alguna vez fueron alguien y ahora no son absolutamente nada. Son los animales salvajes del centro, son los residuos de la guerra cultural. Andan en trance, atormentados por los fantasmas que los despojaron de todo. A veces se corta el rugido del tránsito y la voz del loco hace eco entre el cemento. Siempre son puteadas; los locos putean a todo lo que se cruzan. Los ignoran, los ningunean, pero ellos nos avisan a nosotros que somos los futuros locos. Son locos apocalípticos, gente muerta que a los gritos nos está advirtiendo algo.