miércoles, 20 de octubre de 2010

sigue fallando

Es tan triste que sigan promocionando el "Pepsi Music en 3D", cuando al final te terminan dando unos anteojitos de cartulina únicamente para leer un cartel de mierda a la entrada, que terminás viendo mejor si te ponés bizco.

lunes, 18 de octubre de 2010

say what?



lunes, 6 de septiembre de 2010

qué???


Suplemento Clarín iEco Online , 06/09/2010:


a ver: ¿¿¿¡¡¡QUÉ???!!!

sábado, 21 de agosto de 2010

filosofía de depiladoras

...porque yo te entiendo lo que te pasa, a mí me pasó con mis hijos, viste. A veces no alcanza con hablarle a los hijos, yo un par de veces tuve que dar un buen cachetazo a tiempo, para que entiendan. No, pegarles así, de pegarles, nunca; una vez porque mi hija me dijo de todo, no sabés... Las cosas que me dijo. El otro día me pidió permiso para que se quedara el novio a dormir en casa y yo le dije que no, no sabés cómo se puso. De todo, me dijo. Eso no, viste, esas cosas no las podés permitir. Después se me viene toda la familia en contra, sabés cómo los saco a todos. Porque yo sé lo que tengo que hacer con mis hijos. Algunos me critican, viste, pero bueno, así lo entendieron. Hoy tienen veinticinco una y treinta el otro, y lo entendieron.

miércoles, 28 de julio de 2010

buenas noticias para los germanos

Página/12 online, miércoles 28 de julio de 2010:


(?)

domingo, 18 de julio de 2010

historias de Señora

¿Por qué hablará tanto Señora? ¿Qué extraño exorcismo representa su verborragia? Mi-vecino-el-de-enfrente lava sus autos día por medio. Junto a sus autos lava la vereda, con abundante espumoso jabón compulsivamente enjuaga la vereda naturalmente mugrienta. Por supuesto que no son ni sus autos ni su vereda lo que está lavando; algo muy sucio late sumergido en el oscuro pantano de lo innombrable, entonces él lava.

¿Qué soledad inenarrable y tortuosa, que mordaza insoportable desarticula Señora cuando dispara su artillería de anécdotas insignificantes y caóticas sobre los demás?

Señora entró ayer e inmediatamente después de saludarme, sin intermedios, habló de cómo había tenido una pesadilla con la madre de su amiga que ahora está fallecida la madre no la amiga por supuesto y que le había venido este sueño terrible una pesadilla donde la madre que estaba muerta le hablaba una cosa terrible y se levantó alterada y le había dicho a su marido que mejor le jugaba porque ella no juega gracias a Dios pero que a veces le da por jugarse alguna cosita y nunca pero nunca gana y esta vez había llamado al marido para ver qué había salido y a él le parecía que había pasado por la vidriera de la agencia esta que está del otro lado porque ella venía de la reunión de Natura, que ella vende Natura ay unas cremas divinas maquillaje perfumes de los buenos vistes menos esmaltes que eso no vende pero que todo lo demás sí y como cambiaron la última crema por una con unos ingredientes nuevos había hecho la reunión y que de ahí salía cuando llamó al marido que se reía porque le decía que sí que le parecía que había ganado porque había salido el 48.

jueves, 20 de mayo de 2010

acto fallido


Clarín online, jueves 20 de mayo de 2010:



A buen entendedor, pocas palabras.

martes, 4 de mayo de 2010

popi medusa

Había bruma y gente que no conocía, pero eran mis amigas. Una chica rubia. No natural. El pelo corto, no sé quién es. Entramos a la casa y todo era azul. Popi empezó a trazar las líneas, a dibujar como en el aire y de la punta de su dedo índice se iban desprendiendo las líneas azules, arabescos hermosos y extraños. Las líneas eran la casa, Popi estaba dibujando, es decir, construyendo la casa, y las líneas eran también un camino. El camino era un túnel y un puente, todo negro y azul y era siempre de noche. Popi no quería ir. Nos daba la espalda, no quería hablarnos. Quizá ya sabía. Las demás esperábamos impacientes, y la impaciencia se transformó en angustia, y la angustia en resignación. Popi ya no dibujaba, pateaba alguna piedrita, miraba el suelo. Yo no quería decirle. Alguien le tenía que decir, pero no iba a ser yo.
Habló alguna otra. "Popi, ¿vos sabés que estás del otro lado, no?". Popi tardó en responder. Se dio vuelta y respondió con los ojos, transformándolos en abismos, arrastrándonos. Toda la muerte dentro de sus ojos, abiertos a la eternidad y a la desesperación. Empezó a llorar con un chillido estridente e insoportable. Al rato todas llorábamos, como si el llanto se nos cayera del cuerpo. No llorábamos como corresponde.
Algo en el gesto técnico de llorar no estaba bien.

jueves, 29 de abril de 2010

El Castillo

Oficinas de Arba, agencia de recaudación de la provincia de Buenos Aires, encargada, entre otras cosas, de todo aquello que concierne al impuesto sobre ingresos brutos.

Mandona: Qué tal, quisiera certificar una firma para que un tercero pueda tramitar el cese definitivo de ingresos brutos y también pueda hacer una demanda de repetición solicitando la devolución del saldo a mi favor de la declaración jurada anual del periodo 2009. ¿Me la podés certificar vos?
Empleada pública: ...
Mandona: ...
Empleada pública: A ver... esperame un segundito que...
(dándose vuelta y preguntándole a un flogger que había en la oficina) ¿Vos sabés algo de ingresos brutos?

Fin

martes, 27 de abril de 2010

gente que no entiende nada

Pariente cuya intención es casarse en invierno, de día, en el medio del campo, el día del primer partido de Argentina en el Mundial.

domingo, 25 de abril de 2010

oficina de Dios sucursal zona Sur

Ellos querían casarse en la Basílica Sagrada Familia de Nazareth, en Banfield, porque su novio había sido bautizado allí. Ella pidió una entrevista, pero le dijeron que debía ir personalmente, a las 7 de la mañana. Atenderían por orden de llegada.
Ese día, cuatro novias esperaban delante de ella. Le dijeron que el tope era cuatro, que tenía que volver. Volvió, pero de nuevo quedó quinta. Así por varios días.
Se le ocurrió preguntar en la sacristía cuál podría ser el problema. El sacristán le dijo que sólo casaban cuatro novias por mes. Ella le dijo que siempre que iba tenía alguien adelante, que era imposible; no importaba a qué hora llegaba, siempre terminaba quinta. A lo que el sacristán respondió que en esas oficinas ellos no podían solucionarle el problema, que si siempre pasaba lo mismo, será que Dios no quiere que ella se case.

lunes, 12 de abril de 2010

silencio

Cuando yo era chica, la calle de mi casa era un hervidero de ruidos. Risas, chicos, vecinos. La gente se pasaba horas en la puerta de su casa, improvisando austeras tertulias de mate y cumbia, mesas y sillas de plástico en la vereda, el vecino de al lado, el del otro lado, el de la esquina, los de la vuelta, alguno de la otra cuadra.

Mis vecinitas y yo también ganábamos la calle y jugábamos a las escondidas o mirábamos libros de animales hasta que se hacía de noche. Entonces entrábamos a bañarnos, para salir de vuelta con mejores ropas, rodeadas de luciérnagas. Horas y horas hablábamos, con nuestras vecinitas. A veces venía alguno de los chicos de la vuelta, y charlábamos todos juntos.

La calle rugía como un monstruo, estaba viva, tenía una identidad. El nombre de la calle era el nombre del vecino más sociable: la de Mary, la de Juan, la de quien fuera.

Gradualmente, la calle se fue apagando, la música, cada vez más espaciada, hasta casi desaparecer. Nunca más vi una luciérnaga. O un sapo. Casi no hay caracoles ni grillos. Los pájaros, ahora, cantan de noche.

Durante el día, el sonido ambiente es el tintinear de las herramientas del taller de enfrente, y alguna que otra frenada en la avenida.

Prestando atención se descubre dónde fueron aquellas voces ahora mudas. A través de las ventanas, cuando el ronroneo del tránsito mengua un poco y los perros no ladran, se oye el sonido de las ventanitas del messenger, y su fría melodía de tres notas.

Curiosa involución social: aquellos que antes fueron amigos, ahora son sólo contactos.

lunes, 22 de marzo de 2010

importado: la infamia de la lluvia

La gente le teme a la lluvia y la considera una prepoteada del clima. De ella se defiende con un paragüas.
Un paragüas es un objeto absurdo e indispensable casi en medidas iguales, como un reloj o un sombrero. Tener un paragüas no es sólo tener una ridícula e ilusoria manera de protegerse de la lluvia; es también tener la responsabilidad de no perderlo u olvidarlo, de cuidar que no se rompa y de aprender el fino arte de domar el viento y caminar por veredas como pasarelas incómodas e ínfimas. Es tan estrecho el vínculo que las personas entablan con su paragüas como inentendible la facilidad con que los abandonan en cualquier esquina cuando consideran que ya no les sirve. La relación de las personas con su paragüas y con el resto de las personas es de una semejanza terrible.

lunes, 15 de marzo de 2010

viejo dilema no resuelto

Imposible discernir cuál era yo entre las dos que miraban, si es que alguna miraba, o era yo o algo que se dejaba caer, gritaba o se rendía.

viernes, 12 de marzo de 2010

violencia (institucional) de género

El legislador del PRO Gerardo Ingaramo presentó un proyecto de ley para evitar acosos o situaciones de abuso en el subte, que consiste en implementar un vagón exclusivo para mujeres en la línea H. Es decir que para el señor legislador, la solución a este tipo de problemática no consiste en la revisión de los fundamentos históricos, sociales y culturales que dan lugar al abuso y la violencia de género y en su posterior tratamiento desde la educación, sino en instaurar una especie de jaula donde amontonar a las mujeres para que los hombres que se sientan tentados de acosarlas por lo menos no puedan echarles las manos encima ­–mientras están adentro, siempre existe el afuera, y las mujeres se tendrán que bajar del subte en algún momento–.

La naturalidad con que Ingaramo justifica el acoso (“El frecuente abarrotamiento de gente en el transporte público, sobre todo en horas pico, contribuye a que los casos de acoso y manoseo se multipliquen", Clarín online, 12/03/2010) desnuda una misoginia tan brutal que roza lo ridículo. Misoginia pasivamente aceptada –cuando no festejada– socialmente por la permanente construcción y circulación de un imaginario femenino estereotipado en todos sus aspectos, aún en aquellos que fueran considerados “terreno ganado” por la mujer frente a los dictados de una sociedad patriarcal (la imagen de la mujer obligada a un éxito equiparable al de los hombres es también una estereotipo de mujer).

La obscena despreocupación del bloque macrista por las cuestiones de género se hace evidente si se recuerda que en marzo de 2008 el gobierno porteño cerró el Observatorio de Violencia de Género implementado durante la gestión de Telerman (cuya función consistía en investigar la magnitud de la violencia de género a fin de desarrollar políticas públicas para su prevención), clausuró los talleres sobre Sexualidad, Género y Derechos Humanos para escuelas primarias, secundarias y formación docente, e intentó incorporar la línea de Asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica a una línea de atención de reclamos ordinarios, despojándola de su especificidad y su contenido de género.

jueves, 11 de marzo de 2010

cotidianas

Me despierta una voz familiar. En la espesura de la noche, P. habla dormido. Dice: “Esto es carne de caballo, a la parrilla… mmmuuuy-rica”.

Extraña sensación de quedarme dormida mientras me río.

miércoles, 10 de marzo de 2010

good fortune

Things I once thought
unbelievable
in my life
have all taken place

(P.J. Harvey)


Pensar que esto realmente está pasando es invitar al escalofrío. A uno le venden otra cosa. La lucha, la literatura, el amor como un sufrimiento intangible, insoportable y genuino. Todas las construcciones; uno mismo como una construcción de todo esto y/o por todo esto, productor y producto de todo lo que existe, llega a dudar. Bueno, yo dudé, pero después acuden la inteligencia -antes que el sentido común, tan falso en estos casos- y sobre todo el instinto, y entonces sé que es verdadero, que lo demás no tiene asidero, y el sentido teatral de la vida, la representación falaz de lo que es y lo que debería ser, la hiperrealidad, las máscaras y los panfletos configuran la comedia -ya no tragedia, porque hay un final, y el final es también, mágica, misteriosamente, principio-.

Sé que es real no sólo porque lo siento, sino porque no encuentra fórmula en ningún lado (salvo los cuentos, esos moldes imposibles, ergo, ahora burlados). Raras veces se literaturiza (ahora, por ejemplo, pero porque en ocasiones emana con tanta fuerza que es necesario organizarlo, sobre todo cuando no hay algo físico inmediato; ahora es cuando las palabras le dan parte de su entidad, aunque no sea necesario).

No necesita representación ni intermediario: simplemente es, esa es la mera prueba, su esencia, su verdad mística e incuestionable.

martes, 9 de marzo de 2010

another sad picture

En el subte casi nadie notó su presencia. Era el muchachito insulso y esmirriado que caminaba junto a una joven leve pero terriblemente más alta que él, con esa mezcla de desdén e inseguridad que tienen las falsas divas, siempre buscando una mirada que apruebe o soporte sus pretenciones de clase. Los vi mientras hacían fila para sacar boleto, tiempo muerto que él amenizaba -aprovechaba-, para espanto de su acompañante, con besos y apretones que ella devolvía de mala gana, cuando no corría brutalmente la cara y reprimía con una sórdida ojeada la expresión de becerro de su pretendiente, resultado inobjetable de sus vanos intentos por jugarla de macho digno de llamarse tal.
Caminaron delante mío hasta que los perdí de vista a ellos, y luego me perdí yo misma en el vano e incómodo resabio que me dejaron esos ojos húmedos y suplicantes, ese gesto de derrota irreversible.
Bajé la escalera para hacer la combinación a Callao y lo vi pasar, solo, con una media sonrisa estampada en la cara; indiscernible la felicidad del llanto en esa mueca de perplejidad oscura, trillada e ignorante, los ojos fijos en el sufrimiento o en la duda, repasando mentalmente cada error como una wedding planner en bancarrota.
Pasó por mi lado errante, caminando sin convicción como en una feria. Nadie notó que estaba ahí pero era lo único que yo podía ver en ese momento.

lunes, 8 de marzo de 2010

importado: time is a monster

El despertador no suena, abro los ojos sola y el reloj marca las nueve pero yo sé que no son las nueve, que es apenas más tarde, las nueve y cuarto y estoy absolutamente convencida de ello. Miro el reloj del celular y en efecto, son las nueve y cuarto. El reloj se detiene pero yo sigo su marcha, yo soy el reloj. Me sorprende que haya gente que crea que puede huirle al tiempo. Es simple y aterrador. El tiempo está dentro de uno.

jueves, 4 de marzo de 2010

empatía

Descubrir la hormiguita colorada sobre el empeine del pie y empujarla con el dedo, tratando de que se baje, empujarla con más fuerza y con desmedida torpeza a causa del temor a su picadura y comprobar con horror que el golpe fue demasiado; la hormiguita camina perdida, como saltando, y finalmente se baja pero ahora todo su organismo sucumbe, las patas replegándose como plástico incendiado, toda la hormiguita colorada girado, plegándose sobre sí misma hasta hacerse aún más pequeña, hasta hacerse una bolita roja, ínfima e inerte; repitiéndose en mí el colapso del sistema, incluso sin saber -porque nadie lo sabrá nunca- cómo fueron apagándose cada uno de los órganos hasta convertirse aquella hormiga colorada en un punto indiscriminable del suelo yo sentí aquel organismo flaquear y desmoronarse, el tiempo en la hormiga y en mí es un tiempo distinto. La muerte será en mí inevitablemente más larga, yo entiendo la diferencia entre lo vivo y lo muerto, yo comprendo la responsabilidad y la inocencia, yo tengo recuerdo y por suerte, también, el artilugio del olvido. Si no lo tuviera, mi locura sería el inventario de todas estas pequeñas huellas en la conciencia.

domingo, 28 de febrero de 2010

importado: de un mensaje recurrente

El microcentro está lleno de locos. Miren bien, están por todas partes. No hablo de los locos de trajecito y celular. Hablo de los otros, de los perdidos. De los que alguna vez fueron alguien y ahora no son absolutamente nada. Son los animales salvajes del centro, son los residuos de la guerra cultural. Andan en trance, atormentados por los fantasmas que los despojaron de todo. A veces se corta el rugido del tránsito y la voz del loco hace eco entre el cemento. Siempre son puteadas; los locos putean a todo lo que se cruzan. Los ignoran, los ningunean, pero ellos nos avisan a nosotros que somos los futuros locos. Son locos apocalípticos, gente muerta que a los gritos nos está advirtiendo algo.

viernes, 26 de febrero de 2010

importado: de la familia

La familia tipo es así.
En los buenos momentos, en los éxitos, en la prosperidad: "Mi hijo se recibió"; "Ascendieron a mi hija"; "El nene me salió campeón con el equipo".
Pero en las malas, en los momentos de histeria, en los contratiempos: "tu hermana (su hija) llega siempre tarde"; "tu madre (su mujer) gasta lo que no tiene"; "tu padre (su marido) siempre quiere tener la razón"; "esta/e pendeja/o (su hermana/o) hace simpre lo que quiere"; "no sé de dónde saca esas ideas tu hijo (y el suyo).
El problema más insignificante puede licuar la sangre más espesa. Pero no es maldad. Es casi una forma inevitable de comportamiento: la tentación de tirar la primera piedra. Aun así, cada familia es, en verdad, un mundo, y cada integrante una pequeña nación que, de vez en cuando, declara una guerra sutil y dialéctica, con aliados, traidores e intermediarios.

Hijo: mamá, quiero comprarme un amplificador de cincomil pesos.
Madre: estás loco. No tenemos esa plata, y vos mucho menos.
Hijo: ¡pero lo sacan con la tarjeta y yo pago las cuotas! Es el mejor que hay...
Madre: pero debe haber buenos y más baratos. Cincomil es una locura, tu padre nunca va a aceptar, y yo no estoy de acuerdo tampoco...
Hijo: pero...
Madre: y punto.

Luego, a la noche, en la alcoba matrimonial:

Madre: hijo necesita un amplificador de cincomil pesos.
Padre: ni en pedo. Que vaya a laburar.
Madre: pero se lo podemos sacar con la tarjeta y el pagaría las cuotas. Es el mejor que hay, sin eso no podría tocar, se frustraría, y la terapia nos costaría mucho más...

Hijo recibe al mes siguiente su amplificador de cincomil pesos.

miércoles, 24 de febrero de 2010

importado: sobre festejos y cánticos

Independientemente del tenor de la fiesta, del ánimo del festejado y del calibre, número y naturaleza de sus invitados, en todos los cumpleaños se repite un idéntico ritual: se apagan las luces, caen algunos vasos por la torpeza de los que conocen poco la casa y la disposición de los muebles, entre el caos y el griterío se alcanzan a distinguir las palabras "tres deseos" o "hagan lugar en la mesa"; alguien pide más bebida, alguien pregunta de qué está rellena la torta. Se prenden una o más velas o cualquier otra cosa que pueda cumplir esa función y todos cantan al unísono la más siniestra de las melodías que haya creado el hombre: el Feliz Cumpleaños.
El más extrovertido o el más borracho de la fiesta comenzará a vociferar el cántico, acompañándose con las palmas. Lo seguirá, de mala gana, el diez porciento de los invitados. El resto sólo aplaudirá durante y al final de la interpretación. Nadie entonará jamás. Nunca se pondrán de acuerdo entre decir el nombre del homenajeado, su apodo o su nickname. Pocos comerán torta.
El Feliz Cumpleaños es una canción fea, lúgubre y musicalmente nefasta, y cantarla es de lo más engorroso. Pero si llegase a faltar este hito en la celebración, el cumpleañero seguramente echaría a todos sus invitados de su casa y se encerraría en su habitación a mirar viejas temporadas de Friends y a llorar desconsoladamente hasta el día siguiente.

viernes, 19 de febrero de 2010

scorpio

Mientras dormía, la puerta se abría o parecía abrirse, y también mis ojos, al punto de no saber si estaba o no despierta. El ventilador hacía el mismo ruidito acompasado que las uñas del perro sobre el piso de la escalera. No sabía si la puerta estaba abierta, si el perro estaba adentro, si lo que estaba adentro era un perro u otra cosa, una criatura nocturna y amorfa o la noción visceral del miedo.
Justo en el momento en el que el perro lamía mi mano -inexplicablemente al borde de la cama, fuera de la cama, aunque yo estaba del lado opuesto-, P. se despertó sobresaltado, con un grito breve y gutural, como en las películas. Tardé en darme vuelta, ahora sabía que estaba despierta, y también sabía que tenía miedo. Lo ví inclinado con la mirada atenta y pensé que él también lo había visto. No llegué a entender lo que me decía; sólo atiné a comprobar que no había nada en la habitación y me volví a dormir.
Más tarde, ya inmersos en el día los dos, me dijo que había soñado con un escorpión mental.

jueves, 11 de febrero de 2010

hopefully

Siempre llega el día en que nos detenemos en seco, levantamos levemente la cabeza, como olfateando el aire con asombro y recelo y nos damos cuenta de que, al fin, esa herida ha dejado de doler.

sábado, 30 de enero de 2010

la extinción de la humanidad

En la línea C de subte:

Chico: Qué calor, ¿no?
Mandona: Mh...
Chico: La verdad es que es insoportable. Y eso que hay poca gente...
Mandona: Seh.
Chico: Sí, porque yo trabajo en Coca-Cola y tengo que tomar el subte y con este calor blah blah bdeh tututututu...
Mandona: (%#º&!!!)

Las estaciones pasan. Llegan a destino. Se bajan.

Chico: Blah blah dadadada...
Mandona: Ahá.
Chico: Pipipiriririripipipi...
Mandona: Bueno, yo me tengo que ir para allá.
Chico: Bueno... ¿Tenés Facebook?
Mandona: No.
Chico: Ah... y... no sé, hacete uno.
Mandona: No me interesa tener Facebook.
Chico: Bueno... chau.

domingo, 10 de enero de 2010

sociales

Recordemos que el 20 de diciembre del pasado año, en Lomas del Mirador, lloró la Virgen.

sábado, 9 de enero de 2010

parando la oreja se aprende

Hermano: ¿por qué este pan dulce te salió así?
Madre: No sé. Lo hice como dice en la receta. Tengo miles de recetas y todas dicen lo mismo.
Hermano: Hay algo que no le pusiste...
Madre: Le puse tal como decía... Siempre sale igual...
Hermano: No, antes salía distinto.
Madre: Todos los pan dulces que comí, siempre, eran así. Toda mi vida.
Hermano: Bueno, yo todos los que comí eran diferentes...
Madre: Yo tengo más años de comer pan dulce que vos...
Hermano: ¿Y qué tiene que ver? Yo también comí pan dulce toda mi vida, tengo 32 años, comí bastante pan dulce...
Madre: Y yo tengo 63, comí más pan dulce que vos.
Hermano: ¿Sabés? Llega un momento en la vida en que ya no cuenta cuánto pan dulce hayas comido...