.¡toma esto, asquerosa dimensión! hoy: el caracol
NUEVAS vacaciones con Paula, esta vez en "Dark del Plata". Nos íbamos a quedar una semana en un hotel en Punta Mogotes. Llegamos como a las seis de la mañana, desayunamos en la Terminal y nos tomamos el bondi hasta el hotel. Como el lugar quedaba frente al mar y la habitación nos la entregaban a las 10, decidimos dejar las cosas en la recepción y bajar a la playa. Eran como las 8 de la mañana, la mejor hora para sentarse a tomar mate al sol. Nos quedamos haciendo tiempo en la playa, charlando. Mientras conversábamos, yo encontré un caracolito en la arena. Era un caracol ínfimo pero muy lindo, como si fuera una réplica de un caracol de mar pero del tamaño de la uña del dedo meñique. Era todo gris, con vetas violetas, blancas y rosadas, y tenía, justo en el centro del espiral, un agujerito minúsculo y perfecto. Yo jugué con mi caracolito hasta que se hizo la hora de ir al hotel. Entonces me levanté, junté mis cosas y, cuando me estaba yendo, revoleé el caracolito de nuevo a la arena, lejos de donde yo estaba sentada.
Pasamos nuestra semana de vacaciones y nos volvimos.
Un día, varios meses después, volví del trabajo a mi casa. Entré a mi habitación para dejar mi mochila y observé algo arriba del monitor de la computadora. Cuando me acerqué a ver qué era, me encontré cara a cara con mi caracolito gris y agujereado. Mi mamá me dijo que lo había dejado ahí después de haberlo encontrado en el piso de la habitación.