martes, 4 de abril de 2006

true feminista

VOY al kiosco. Adelante mío, un hombre de traje le anuncia al kioskerman: "Voy a comprar cigarrillos y tengo 50 pesos, me podés cambiar?". El kiosquero, imperturbable: "No, imposible, no tengo NADA de cambio". Sigo yo: "Hola, ¿me das un Marlboro común y una barrita de cereal de frutilla?". Pago con 50 pesos. Me da el vuelto, me guiña un ojo y me saluda con un "hasta luego bonita".

Si el mundo no es de las mujeres no es por debilidad, sino por estupidez.