Desde muy chica, los espejos tienen para mí un macabro poder: cuando uno se refleja en un espejo y piensa en alguien, abre mentalmente una especie de portal, a través del cual la persona en la que está pensando puede espiarlo.
martes, 31 de julio de 2007
domingo, 29 de julio de 2007
ELIGE TU PROPIA AVENTURA
Me llegó a las manos una tarjetita milagrosa, la solución a todos los problemas. Me la dio Javi, que suele viajar en el Sanma hasta Hurlingham, donde vive Jipi. La tarjetita dice así:
"Si usted se muere hoy, ¿dónde pasará la eternidad? _ _ _ _ _ _ _ (espacio para completar)
Si usted no está seguro, sintonice la emisora cuya frecuencia está indicada al otro lado de esta tarjeta. (que es la BBN, 91.1 FM, Emisora totalmente cristiana)
¿Quiénes van al cielo? Lea: Juan 1:12, 5:24
¿Quiénes van al infierno? Lea: Salmos 9:17, Apocalipsis 21: 8"
Quedé maravillada. Tanta simplicidad, tanto pragmatismo. Uno se rompe la cabeza, dedica toda una vida a develar los misterios de la fé, luchando contra la sensación de abandono, contra la desorientación, contra el angst nuestro de cada día, lee los autores de rigor, y en realidad la respuesta es así de sencilla. Mirá qué simple que era.
Es todo cuestión de poner el señalador en la página correcta, y de tener siempre una birome a mano.
viernes, 20 de julio de 2007
Ahora que se alargan con suavidad los días, quiero ver si entiendo un poco más esto. Aunque ya pasó tanto tiempo. Pasó más tiempo, creo, del que en verdad marcan los días. Pero la tibieza suele darme un poco más de comprensión
(¿de cordura?)
Quizá consiga ampliar el margen del disfrute; yo necesito aprender a disfrutarlo.
martes, 10 de julio de 2007
Me asfixia el juego de las coincidencias, porque además no creo que coincidir sea compartir. Entonces necesito esa diferencia, ese plus, esa cuota de novedad y de sorpresa (no, de fascinación); y también de desinterés, por supuesto. El espacio para que la cotidianeidad se vuelva lo suficientemente asombrosa y extraña.
Y que esté cerca.
Y que me quiera.
Ah.
Qué viva.
lunes, 9 de julio de 2007
Resulta que hoy la gente se levantó y estaba nevando. Y salieron todos a la calle con sus guantes y sus trineos (?) a festejar el novedoso fenómeno. El aire se llenó con el espíritu contagioso de una especie de Navidad mutante, y todos fantaseaban con hacer un muñeco de nieve, o de barro, o de lo que sea, pero hacer un muñeco.
Y todos se reían y sacaban fotos, y vecinos que se odiaban intercambiaban gestos de complicidad, inmersos en una indulgencia temporaria, y los chicos miraban asombrados y jugaban con los copitos, cada vez más grandes y más nieve, y nadie les decía que se abriguen o que entren porque todos estaban afuera, porque estaba nevando, como en el Primer Mundo, carajo. Y la gente iba cazando micrófonos y cámaras, y, apenas se topaban con algo, encaraban y repetían como un coro: "es una bendición" o "es un milagro". Y todos, devorados por el infantil asombro, se olvidaron de todo lo que pasa.
Se olvidaron de la demonización del frío, de la crisis energética, de la falta de luz, de gas y de agua en las represas. Se olvidaron de que no está bueno Buenos Aires cuando hace frío. De que está bien que nieve en Suiza o en Holanda, donde todos van por debajo de un tubo calefaccionado. Pero que en Buenos Aires, el frío te mata. No a ellos, que tienen un techo, o una estufa que todavía les funciona. El frío mata viejos, chicos y pobres. Mañana, los medios se van a dividir entre las imágenes de la histórica nevada y el obituario de hipotérmicos, para el asombro y el morbo idiota de los desmemoriados.