miércoles, 16 de noviembre de 2011

la pena

Hoy Santoro volvió a hacer uno de sus chistes.


Él hace chistes todo el tiempo acerca de todo lo que pasa, sólo que usa elementos, palabras y construcciones tan anticuadas que no deja de caer en el ridículo.

Esta vez quiso representar irónicamente a alguien muy ocupado, pero la lista de actividades que se le ocurrió fue tan lamentable, que sólo consiguió pintarse a sí mismo como un miserable.
Su séquito de tristes personajes le festejó la gracia con carcajadas desmedidas.

A veces, mientras habla buscando compulsivamente la aprobación del público, me mira fugazmente, y la pena que siento pesa tanto que me obliga a desviarle inmediatamente la vista.

miércoles, 3 de agosto de 2011

a)

Lo que más me da impresión de un muerto es que se nota que está vacío. Un muerto es como un envase. Y entonces surge esa incomodidad de tener que explicar que si el muerto está vacío, entonces los vivos están rellenos de algo que marca la diferencia. Alma, dios, espíritu, y todas esas cosas de dudosa rigurosidad científica. Al final, uno termina cediendo para terminar lo más rápido posible con el asunto.
Decía, entonces, que cada vez que miro un muerto, lo que más impresión me da es eso. Que está vacío. Y eso es lo que me pone triste, inexplicablemente, aunque el cadáver sea un perfecto desconocido. Y que son los únicos seres humanos con verdadera cara de nada. Cuando uno está muerto, tiene cara de nada. Los vivos tienen cara de algo siempre.