lunes, 20 de julio de 2009

un sueño

El baño estaba oscuro pero no del todo, como iluminado por una vela, en todo caso por una luz amarillenta y tenue que dejaba ver sólo el reflejo del espejo. Yo me peinaba, o me sacaba el maquillaje. Detrás de la cortina se movió o pareció que se movió algo, pero más se movió dentro mío: un terror indescriptible subió por el pecho hasta la garganta y explotó en la forma de un grito ahogado, agudo, submarino. Salí corriendo; mamá me atajó preguntando, y yo "parecía que había algo, no sé, me asusté".
Del celular, que estaba apoyado en el lavamanos, comenzarona salir las luces. Al principio se iluminó la pantalla, después, líneas de luces rojas y blancas se adivinaban por debajo de la tapa, recorriendo el teclado: había fantasmas en mi celular. Dudé, corrí, manoteé el celular, corrí de nuevo. Al abrir la pantalla, un mensaje de texto reproducía una página de cuaderno que yo había escrito hace años.