3.

Todos los días me debato entre la tranquilidad que el corazón me pide a gritos y la propaganda de que una vida sin vértigo está siendo mal vivida.

2.

Me gustaría irme. Son tan pocas las cosas que me atan acá. Casi nada.
Hoy me volvieron a cortar la luz. Y yo pienso: para vivir sin agua y sin luz, como en la montaña, al menos me gustaría tener la montaña.
La montaña estaría bien.
Sola, por supuesto.
Pero es que las pocas cosas que me atan, me atan demasiado fuerte.

1.

La razón por la cual él ocupó ese lugar por tantos años debe haber sido, precisamente, evitar este sentimiento que tengo ahora. Al fin y al cabo, las obsesiones no son más que parches para tapar vacíos demasiado fastidiosos de explicar.

Finalmente llegó el año en el que algún desubicado brindó por que yo me consiguiera un novio.