No, lo que más me gusta es cuando la gente trata de justificar su uso del término negro para intentar no quedar como un mugroso racista:
"... ese es un negro de mierda, pero yo no digo negro de piel, ¿eh?, yo digo negro de alma..."
"... sí, pero aparte esa... ¡esa es una negra! Ojo, no lo digo mal, porque de última cada uno es del color que quiere (?!), pero es... una negra..."
"y está todo lleno de negros, pero no de los de áfrica, con esos todo bien, ojo. Yo digo los negros, ¿viste?, los otros, los de la villa..."
Todo esto es tan cierto como que Telerman es pelado.
lunes, 30 de abril de 2007
domingo, 1 de abril de 2007
Se supone que ninguna persona puede tener más de una pareja a la vez, que el ex de una amiga es sagrado, que la hermana de un amigo es intocable. No existen leyes formales acerca de esto si no hay matrimonio de por medio, pero sí hay códigos sociales cuya violación conlleva una condena moral importante. Sin embargo, la gente tiene más de una pareja a la vez, las amigas salen con los ex de sus amigas, y los amigos tocan a las hermanas de sus amigos. Es evidente que el código intenta restringir un tipo de comportamiento que lo sobrepasa. Ocultar toda una manera de vivir es morboso e hipócrita. Entonces, ¿por qué no cambiar el código? ¿qué es exactamente lo que uno defiende cuando elige vivir de acuerdo a tal o cual arbitrariedad de su cultura, y ante quién baja la cabeza cuando opta por no cambiar eso? En la era de la extrema practicidad, la gente vive acomodando su comportamiento a una ética que contradice sus deseos más elementales. Eso es entorpecerse la vida.